Laguna Brava: el secreto mejor guardado de La Rioja

Siempre digo que La Rioja es una de las provincias más subestimadas de Argentina. Incluso su sitio más turístico -el Parque Nacional Talampaya- es desconocido para la mayoría de los argentinos, incluso siendo uno de los tres parques nacionales resguardados como Patrimonio de la Humanidad que tenemos el país. La provincia de Facundo Quiroga es un misterio para muchos, pero aquellos que se deciden darle una oportunidad como destino no se vuelven con las manos vacías.

Laguna Brava es el secreto mejor guardado de La Rioja. Se trata de un cuerpo de agua al Oeste riojano, a tan solo 50km de la frontera con Chile, en los coloridos pero hostiles Andes a 4300 msnm. Forma parte de la Reserva Provincial Laguna Brava y tiene estatus de Sitio RAMSAR, por lo que está considerada de interés internacional para la protección de sus aguas.

Para ir a Laguna Brava se recomienda contratar una excursión en Villa Unión, la localidad turística más cercana y desde donde se visitan lugares como el Parque Nacional Talampaya, la Cuesta de Miranda, o el Valle de la Luna (este último en San Juan). Se deben recorrer unos 180km por la Ruta Nacional 76. El trayecto se hace en aproximadamente 3 horas, ascendiendo unos 3200 metros conforme el vehículo se va adentrando en los Andes, y pasando por las localidades de Villa Castelli, Vinchina, y Alto Jagüé.

Las excursiones a Laguna Brava parten temprano por la mañana en dirección a Villa Castelli. Villa Castelli es la última opción donde encontrar un kiosco o mini-mercado para comprar alimentos y bebidas, pero mi consejo es que lo compren todo el día anterior en Villa Unión, donde encontrarán más variedad.

El camino sigue hacia la localidad de Vinchina, un pequeño poblado rural al pie de la Precordillera. El pueblo aloja la gran Estrella Diaguita, una recreación de esta especie de monumento que los diaguitas hacían, sin estar muy en claro el motivo.

Estrella diaguita vinchina la rioja
Estrella Diaguita de Vinchina

Es en esta localidad donde se abona una tasa de acceso a la Reserva Provincial Laguna Brava (en agosto de 2019 era de ARS 80, o poco menos de USD 2, por persona).

Si viajan en vehículo propio, deberán contratar los servicios de uno de los guías habilitados en Vinchina (si no lo hicieron ya en Villa Unión) para acceder al área protegida. Además será el guía quien deberá conducir su vehículo durante la visita, por razones de seguridad relacionadas con la ruta y terreno.

De acá en adelante, el camino se adentrará en las montañas y el paisaje se volverá incluso más árido. Vinchina es también el último punto donde encontrar una estación de servicio ya que no habrá otra hasta no cruzar la frontera.

La Ruta Nacional 76 empieza a ganar altura conforme serpentea junto a la cornisa de las montañas. Pocos minutos después de pasar las primeras curvas, el pavimento desaparece y es reemplazado por un camino de tierra sobre el cual hay que tener mucho cuidado al circular, especialmente en las curvas donde la ruta se angosta. Es acá donde el camino empieza a ponerse interesante visualmente, especialmente al cruzar la Quebrada de La Troya, donde hay un par de miradores donde el guía se detendrá para contar un poco de la historia de los pueblos de la zona pero, principalmente, para hacernos notar la forma piramidal de una de las montañas.

la piramide ruta 76 la rioja
Mirador de La Pirámide

Conforme vamos abandonando el cordón precordillerano, el pavimento vuelve a aparecer y las montañas nos regalan vetas de colores. El viaje se vuelve una lección de Química: El blanco en las cimas es por el hielo, el gris oscuro de las laderas rocosas es por el manganeso, el verdoso es por el cobre, y el rojizo es por el hierro.

Por varios tramos, la ruta circula junto a la quebrada por la que corre un estrecho río. Llaman la atención los esqueletos de vicuñas junto al mismo, la zona es habitada por pumas, depredadores de vicuñas en esta zona.

ruta 76 la rioja

Una vez que se abandona la Precordillera, y habiendo ganado ya varios cientos de metros en altitud, la ruta 76 vuelve a estar pavimentada. Estamos ahora en el Valle del Bolsón de Jagüé, con muy poca tierra fértil a la vista, la Precordillera a nuestras espaldas, y la silueta de los Andes que empieza a dibujarse mientras nos dirigimos al Oeste.

El último pueblo en el camino es Alto Jagüé, que se desarrolla junto a la ruta 76 y consta de las típicas construcciones de adobe tan comunes en la zona. Apenas 180 personas habitan el lugar. El guía nos cuenta que la calle principal es el lecho de un río y que, las raras veces que llueve, se transforma en «la Venecia riojana».

alto jaguel la rioja
Alto Jagüel, a 2500 msnm.

Alto Jagüé creció tras la fundación de su iglesia por parte de un cura oriundo del otro lado de la Cordillera. El pueblo recibe unas 3000 personas cada año para los festejos del Día de la Virgen, una celebración «mitad cristiana y mitad pagana», según cuenta el guía. En palabras suyas: el Catolicismo perdió adeptos por no haber sabido actualizarse pero, al parecer,este cura supo retener a los fieles con su original celebración

Nos detenemos a comprarle empanadas y pastelitos a una mendocina (riojana por adopción, según se define ella) que recibe a los turistas camino a Laguna Brava. Es prácticamente imposible no tentarse con el aroma. Además puedo asegurar que fueron unas de las empanadas más sabrosas que haya probado.

Haciendo su magia empanadística

La próxima parada será ya en la alta montaña. Ascenderemos más de 1500 metros, hasta superar los 4000 msnm. El camino de tierra se angostará al ganar altura, y los tramos más altos se vuelven bastante difíciles de transitar sin una camioneta. El guía no lo recomienda, pero afirma que algunos pocos valientes se animan a venir con sus autos, aunque no siempre exitosamente.

Llega un momento en que nuestro guía y chofer nos pide que cerremos los ojos. Por un par de minutos, lo único que sentiremos será el chiflido del viento que fluye entre las montañas y el fuerte zarandeo de la camioneta mientras nos alejamos un poco de la Ruta 76 por un camino alternativo. En algunos tramos sentimos cómo el ángulo de inclinación del vehículo al ascender se vuelve más pronunciado de lo necesario para no ponerse nervioso, pero pronto dejamos oir el ruido del motor y el zarandeo se detiene.

Nos detuvimos.

Ya pueden abrir los ojos -nos dice.

Estamos en la cima de una montaña, rodeados de picos redondeados por la erosión del viento y mostrándonos una paleta de colores que solo un pintor podría reconocer. No sabía que una montaña podía tomar tantos colores. ¡Creo que ni sabía que existían tantos colores! La vista es de 360°, sin obstrucciones. Al bajar del vehículo, se siente como poder tocar el cielo con las manos.

tour a laguna brava
Los Andes riojanos a 4.400 msnm.
andes riojanos
Paisaje inigualable.

Hay que moverse lento, no solo por la altitud sino también por el viento. Ruge con fuerza y no da mucho descanso, pero es seguro. Somos apenas seis personas y una camioneta los intrusos en tan inhóspito y desnudo paisaje. Emocionarse es casi inevitable: ¿cómo algo tan simple como pararse sobre las montañas puede conmover tanto? Se me ocurren varias razones por las cuales esta inmensidad puede hacer que afloren mil sentimientos, pero me las guardaré para el día en que escriba un libro 😉

Los Andes, el viento, y yo.

Abandonamos el onírico lugar por un camino de cornisa que le dará vértigo a cualquiera, y retomamos la Ruta 76 en dirección a Chile. Próxima parada: Laguna Brava.

Nuevamente el guía nos pide que cerremos los ojos minutos antes de llegar al punto panorámico. Esta vez ya estimamos que algo sorprendente nos espera al abrirlos, pero ni con toda la imaginación del mundo uno puede prepararse para lo que vendrá.

Al abrir los ojos nos encontramos nuevamente en la cima redondeada de una montaña, aunque ahora son más color amarillo y blanco. ¡Estamos a más de 4400 msnm!. Frente a nosotros se ve la Laguna Brava, a la cual nos acercaremos en unos minutos. También se aprecia la cumbre eternamente nevada del Volcán Veladero (6436 msnm). Esta vez no bajamos del vehículo; el viento no lo permite.

Al bajar de la cima y acercarnos a la Laguna Brava podemos caminar. La laguna está en gran parte congelada durante el invierno y no hay fauna a la vista. La Laguna Brava mide 17km de largo, 4km de ancho, pero tiene apenas 1m de profundidad; por eso se congela tan fácilmente en invierno. En verano, en cambio, sus aguas se ven azules y es frecuentada por poblaciones de flamencos típicas del altiplano.

Laguna Brava – Aprox. 4350 msnm

Del lado de la laguna en que nos encontramos no hay vegetación debido a que el viento arrastra la sal sobre esta tierra, volviéndola estéril. Más tarde iremos del otro lado, donde sí veremos la flora típica del altiplano.

El guía nos cuenta que no se sabe con exactitud cómo se formó la Laguna Brava. Las dos hipótesis más aceptadas son que:

  1. El agua quedó ahí como remanente del lecho marino que alguna vez existió en el lugar, previo a la formación de la Cordillera de los Andes, y hoy se alimenta por las vertientes de deshielo.
  2. El agua quedó ahí al retirarse los glaciares que ocuparon la zona durante la última glaciación y hoy se alimenta por las vertientes de deshielo.

El paisaje de lagunas y volcanes es uno que se repite en formas similares desde los Andes riojanos hasta las altiplanicies bolivianas y, en parte, me recuerda mucho a las lagunas que vi en San Pedro de Atacama.

El recorrido sigue mientras bordeamos el cuerpo de agua hasta detenernos en instalaciones mineras abandonadas donde hicimos uso de las viejas letrinas para vaciar la vejiga. El consumo de agua en altura es fundamental, incluso en invierno.

Las construcciones abandonadas fueron destruidas por el viento andino.

Después de esa parada técnica, nos dirigimos al Refugio Laguna Brava, al Norte de la laguna. Se trata de una construcción de piedra, con forma de domo, que los arrieros que viajaban entre Argentina y Chile usaban para descansar. Fue construido aproximadamente entre 1864 y 1873 y recrea la «arquitectura» del nido de un hornero: paredes curvas que bloquean el ingreso del viento. Hay varios de estos refugios en la zona, coloquialmente denominados «refugios de Sarmiento», ya que fueron construidos durante su presidencia.

El más interesante de esos refugios es uno que alberga una pequeña tumba a su lado. Más interesante aún es que aún puede verse el esqueleto del difunto, cuya identidad es un misterio que dio lugar a varios mitos y leyendas. El más popular es que «Destapadito» (como denominaron al esqueleto que yace descubierto en su tumba) fue un arriero que murió congelado al viajar por la zona. Otras versiones afirman que se trataba de un prófugo de la justicia chilena que murió por los mismos motivos. Nuestro guía, sin embargo, nos cuenta que los restos corresponden a un escalador europeo que dejó la vida en los Andes a mediados del siglo pasado.

En el camino cruzamos varias vicuñas. Nuevamente, recuerdos de mi viaje al norte chileno vienen a mi mente. Me fascinan las vicuñas, su andar, cómo se adaptaron a la altura, al frío, a la aridez. Son una de las especies protegidas dentro de la Reserva Provincial Laguna Brava y es imposible no parar a contemplarlas.

Vicuñas felices porque a esta altitud ya no hay pumas 🙂

La última parada del tour son los géiseres de Laguna Brava. Hasta aquel momento desconocía la existencia de los mismos. Los géiseres aparecen como pequeños montículos color ocre rodeados de sal. Aunque su actividad es poca, el paisaje de la Laguna Brava desde este punto es más amarillento, aporte del azufre, y la postal perfecta para atesorar este rincón de Argentina para siempre en mi memoria.

El regreso a Villa Unión es largo, descendemos más de 3000 metros y ganamos más de 20°C en temperatura. Después de una intensa dosis de naturaleza, colores, viento, frío, y emociones, la reflexión es inevitable: solo queda agradecer por lo vivido y reafirmar que Argentina nunca te deja de sorprender.

geiser laguna brava la rioja
Géiseres de Laguna Brava

INFO PARA VISITAR LAGUNA BRAVA

  • Se puede visitar el área en vehículo propio pero es obligatorio contratar un guía habilitado en Villa Unión o Vinchina. El guía manejará tu vehículo al entrar en el área protegida.
  • La ruta no está completamente pavimentada y el camino de montaña es difícil y peligroso si no se cuenta con experiencia. Se recomienda contratar excursiones si no se cuenta con vehículo apropiado.
  • El horario de permanencia en la Reserva es de 9:00 a 14:00. Por eso, las excursiones parten temprano de Villa Unión (a eso de las 7:00).
  • Las empresas que ofrecen tours a Laguna Brava es ubican cercanas a la plaza de Villa Unión y todas manejan más o menos los mismos precios.
  • Recuerden que la excursión, en invierno, está sujeta a las condiciones climáticas.
  • Llevar comida (o comprar en alguno de los pueblos) y mucha agua. También conviene desayunar liviano para prevenir el apunamiento.
  • Llevar buen abrigo, especialmente en invierno.
  • El tour a Laguna Brava suele combinarse con la visita al cráter Corona del Inca (5.500 msnm), pero en invierno este último sitio es prácticamente inaccesible.

También se pueden hacer tours solamente a la Quebrada de La Troya y los pueblos de la ruta 76, sin llegar a Laguna Brava. Esta es una opción económica para conocer la precordillera riojana y se pueden hacer todo el año. Pueden consultar precios e itinerarios en este enlace.

Vale la pena hacer la excursión a Laguna Brava y conocer este rincón tan recóndito de Argentina. ¡Tampoco te pierdas mi guía para viajar a La Rioja y San Juan para más información! 😉 ¡Buen viaje!

4 comentarios en “Laguna Brava: el secreto mejor guardado de La Rioja”

  1. Hola!! Muy buenas tus notas! Dispongo de un solo día asique debo elegir entre conocer Cuesta de Miranda o Laguna brava. Estamos en nuestro vehículo 4×4 con mi marido y dos hijos (12 y 14 años)
    Que nos recomendas? Gracias!

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