La experiencia de cruzar el Estrecho de Magallanes

Cruzar el Estrecho de Magallanes debe estar en la lista de cada viajero entusiasta de la Geografía. Uno de los lugares más recónditos del planeta es este: el agua que separa la Isla Grande de Tierra del Fuego del continente y conecta el Océano Atlántico con el Pacífico. El cruce del Estrecho de Magallanes fue parte del viaje de Ushuaia a Punta Arenas, y así fue esta experiencia:

A las 7 de la mañana de un día lunes, Karen y yo nos encontrábamos recorriendo las desiertas calles del centro de Ushuaia a zancadas. Llegamos a la terminal de buses justo cuando los demás pasajeros empezaban a subir al bus. Ahí nos encontramos con muchos de los israelíes con los que nos veníamos cruzando en cada sendero, además de varios viajeros de distintas nacionalidades. El bus partió puntual rumbo a Tolhuin, la primera parada del viaje a Punta Arenas.

La Ruta Nacional 3, al salir de Ushuaia, se escurre entre los Andes fueguinos pasando por el famoso Paso Garibaldi, desde donde se ve el Lago Escondido a la distancia. En un día despejado, incluso puede verse el Lago Fagnano. A partir de ahí, el recorrido es en bajada, hasta que el bosque desaparece para dar lugar un paisaje mucho menos frondoso.

Al poco tiempo llegamos a Tolhuin, donde hacen una parada los buses que viajan entre Ushuaia, Río Grande, y Punta Arenas. Se trata de un pueblo pequeño, donde habitan unas 3000 personas, a 110km de Ushuaia. Sus habitantes viven de la explotación forestal y de turba. Dos argentinos se suman al resto de los pasajeros y continuamos unos 100km hacia el Norte, hasta Río Grande.


En las tres horas de viaje entre Ushuaia y Río Grande logramos apreciar todos los paisajes fueguinos: bosques húmedos, turberas, valles, y estepa. Llegando a Río Grande el paisaje es el típico desierto patagónico e incluso logramos ver varios guanacos.

Hacemos una breve parada en la ciudad más grande de la isla donde algunos pasajeros descienden y otros se nos unen rumbo a Punta Arenas. A la brevedad, el bus recorre la costanera de Río Grande con el Mar Argentino a la derecha y elegantes casas a la izquierda.

La Ruta Nacional 3 continúa bordeando el Mar Argentino rumbo a la localidad de San Sebastián, junto a la bahía homónima. De ahí tomamos un desvío al Oeste y, pocos minutos después, hacemos la tercera parada de este recorrido: la aduana argentina. La línea imaginaria que define los límites entre Argentina y Chile pasa a apenas 3,5km del punto más occidental de la Bahía de San Sebastián. En el camino a la aduana, la bahía entera se puede ver a la perfección. Si son como yo y no pueden dormir en un micro, les recomiendo sentarse del lado derecho en el viaje de Ushuaia a Punta Arenas.

Las migraciones en el lado argentino se realizan rápido y en menos de 30 minutos nos encontramos camino a la aduana chilena. El camino es ahora de ripio y no hay vallas a la vista. Lo único que acompaña el árido paisaje son guanacos y vacas, además del olor a las galletitas de queso que nos dieron como snack en el micro.

La aduana chilena es un poco más lenta. Para entrar a Chile nos piden completar una declaración sobre los productos de origen animal o vegetal que estuviésemos ingresando al país transandino (aunque para entrar a Chile por Tierra del Fuego no hay que cruzar ninguna cordillera). Sí, la yerba mate hay que declararla. La aduana chilena es la última oportunidad que tendrás de comer ciertos productos cuyo ingreso no se permite en Chile, como embutidos, vegetales, o pescado.

Un oficial de migraciones registra nuestro ingreso a Chile, nos entrega un ticket de la PDI a cada uno (ticket que hay que conservar durante nuestra estadía en Chile y entregaremos en la aduana chilena al abandonar el país), un par de simpáticos perros olfatea las valijas y todos regresamos al bus listos para continuar hacia el Estrecho de Magallanes.

El bus avanza unos 50 metros fuera de la aduana hasta que el chofer detiene el motor y es acompañado a una oficina por dos carabineros sin brindar explicación alguna. Pasan 30 minutos y no tenemos idea de lo que está pasando. Pasan 60 minutos y todavía no tenemos idea de lo que está pasando. Tampoco hay señales del chofer. Varios pasajeros descienden del bus y deciden esperar afuera, pero con una amenazadora tormenta en el horizonte no tardan en regresar. A pocos minutos de cumplirse dos horas esperando en el bus, el chofer regresa, se acomoda en su asiento, pregunta si estamos todos abordo, y arranca el motor.

Al día de hoy no sabemos si el tipo se tomó una siesta, unos mates con los carabineros, o qué…

Con dos horas de atraso y atravesando una intensa tormenta que movía el bus de lado a lado, nos dirigimos rumbo al norte. 150 kilómetros de ruta pavimentada separan la aduana chilena de la Bahía Azul, el punto desde donde se hace el cruce del Estrecho de Magallanes. Recorremos el camino en unas dos horas, dejando la tormenta atrás y deteniéndonos en la ruta, la cual se pierde en las grises aguas del Estrecho.

En este punto 4,4 kilómetros de agua separan a la Isla Grande de Tierra del Fuego del continente. El cruce del Estrecho de Magallanes es realizado por transbordadores de la empresa Austral Broom. Tras esperar que el transbordador llegara a la isla, los pasajeros descendemos del bus e ingresamos a la embarcación. Nos ubican en un pequeño espacio para pasajeros mientras el chofer del bus y demás conductores acomodan sus vehículos en el transbordador siguiendo las indicaciones del personal.

cruzar estrecho de magallanes chile
Abordando el transbordador para cruzar el Estrecho de Magallanes.

Con todos los vehículos a bordo, se retrae la rampa por la cual abordamos y empezamos a zurcar esas aguas grises. La cabina de pasajeros tiene un pequeño bar donde se puede comprar café, agua, y snacks. Durante los 15 minutos que toma cruzar el Estrecho de Magallanes charlamos con los israelíes y aprendemos que vienen a Sudamérica luego de realizar el servicio militar obligatorio en lo que sería una especie de «viaje de egresados» al que les gusta denominar hummus trail. La Patagonia es prácticamente obligatoria en su viaje y, al llegar a la región de Bariloche y Puerto Montt, sus caminos se bifurcan: algunos van camino al noreste argentino, otros continúan a la puna, y unos pocos regresan a Buenos Aires. Fue muy interesante compartir el cruce del Estrecho de Magallanes con los israelíes, sobre todo al enterarnos de que su elección de iniciar el viaje en Argentina está seriamente influenciada por el éxito de las novelas juveniles argentinas en Israel. ¡Por fin conocí viajeros cuya imagen de Argentina no es Maradona ni el Che Guevara!

Más allá de la experiencia de viajar en el transbordador y pensar en qué parte del mapa estamos, cruzar el Estrecho de Magallanes no es la gran cosa. El atractivo visual es casi nulo. Al llegar al continente, primero descienden los vehículos y luego los pasajeros. Antes de regresar al bus, me tomo una foto con Sharon. Ella había viajado al lado mio en el vuelo a Ushuaia y ya habíamos hablado un poco entonces. Luego nos cruzamos a diario en Ushuaia y en distintos senderos, y ahora resultábamos estar en el mismo bus a Punta Arenas. En ese momento no lo sabíamos, pero empezaba una tradición de tomarnos una foto en cada lugar donde nos cruzáramos de ahí en adelante; es que volveríamos a cruzarnos en cada ciudad, sin planearlo… cosas de los viajes.

Cruce del Estrecho de Magallanes Chile
!חברים נסיעות

170 kilómetros de ruta nos separaban de Punta Arenas. Los recorremos en unas tres horas. El paisaje tras cruzar el Estrecho de Magallanes es la típica estepa patagónica, con mesetas y herbáceas. No hay ninguna población en todo ese kilometraje. Vemos más guanacos y pasamos por varios ranchos, muchos de ellos notablemente abandonados.

Region de Magallanes Chile
Adentrándonos en la Región de Magallanes

Algo cansados de haber pasado todo el día en un bus, algo hambrientos, y algo ansiosos por llegar, hacemos una última parada a pocos kilómetros de Punta Arenas. El bus se posiciona en una de esas plataformas de pesaje de camiones, el chofer habla con unas personas, firma unos papeles, y continuamos camino. La ruta se convierte en una especie de autovía desde donde vemos la ciudad: Punta Arenas es enorme. La ciudad tiene el doble de habitantes que Ushuaia. De las ciudades patagónicas, Punta Arenas es la cuarta más poblada, detrás de Neuquén, Puerto Montt, y Comodoro Rivadavia.

Pasadas las 20:00, el bus atraviesa la Avenida Cristóbal Colón dándonos un breve adelanto de lo que veríamos al día siguiente. El chofer apaga el motor en una esquina céntrica (que a esa hora ya estaba desierta) y vemos que algunos pasajeros empiezan a descender. Los que éramos primerizos en aquel viaje estábamos un tanto confundidos, pues creíamos que el micro se detendría en alguna terminal o algo por el estilo. Estábamos errados; ahí terminaba el largo viaje de Ushuaia a Punta Arenas.

Punta Arenas Chile

Nos despedimos de los israelíes y al tiro (como dirían en Chile) ubicamos a una mujer chilena para pedirle indicaciones sobre cómo llegar a Maipú y Sanhueza, donde estaba el hostel. Caminamos unas once cuadras y, finalmente, después de más de 14 horas desde que abandonamos Ushuaia, llegamos. Por la demora no pudimos cambiar moneda ni averiguar mucho sobre dónde ir en la ciudad, ya que llegamos más tarde de los esperado. Sin embargo, en el hostel nos dijeron todo lo que necesitábamos saber para conocer Punta Arenas en un día y aprovechar a hacer compras en la Zona Franca… pero eso es historia para la próxima 😉

Pueden ver cómo es el cruce del Estrecho de Magallanes en el video de mi paso por Punta Arenas a continuación:

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