Tras haber pasado tres increíbles días en Copenhague había llegado la hora de decirle adiós -momentáneamente- a Dinamarca y abordar el tren con destino a Malmö. El tren que conecta Dinamarca con Suecia lo hace cruzando el estrecho de Oresund, un cruce que es mitad puente y mitad túnel; toda una maravilla de ingeniería civil. El viaje demora menos de 45 minutos y cuesta alrededor de EUR 12 por persona. Al bajar del tren, Suecia nos recibió con lluvia y frío pese a haberla visitado a comienzos de julio. Tras un breve tiempo de espera tomamos el siguiente tren a Ystad, nuestra primera parada en nuestra ruta de 6 días en la región de Skane (o Escania, en castellano).
Visitar Ystad no suele ser una de las elecciones más comunes a la hora de planear un viaje a Suecia. La mayoría de viajeros harán una breve parada en Malmö viniendo desde Copenhague y, probablemente, de camino a Estocolmo o Gotemburgo. Es que Ystad a menudo ni aparece en los mapas.
Ystad es una de las tantas ciudades en las costas del Mar Báltico que conformaron la Liga Hanseática y, en consecuencia, crecieron y se enriquecieron gracias a las políticas de libre comercio de esta. Fue, desde su fundación hace más de 800 años, un pueblo pequeño con gran actividad agrícola y pesquera. Hoy continúa manteniendo esa escencia tranquila, con sus calles empedradas, coloridas fachadas, y pequeñas plazas y parques donde los locales mantienen todo en impoluto estado. Se considera que Ystad es uno de los pueblos mejor preservados de toda la región, que aún mantiene mucha de su arquitectura original (que varía entre lo medieval y lo gótico. Su atractivo como lugar turístico radica en su auténtica estética pero también en las playas cercanas y el turismo rural.
Pasamos dos días en Ystad, durmiendo en una antigua estación de tren devenida en hospedaje, apreciando el silencio del ambiente y la tranquilidad de los locales (que, por cierto, hablan un inglés impecable y envidiable). A continuación te cuento qué ver en Ystad y alrededores, incluido el interesantísimo «Stonehenge vikingo«.
Qué ver en Ystad
Los edificios más altos de Ystad son sus dos iglesias góticas. Salvo por algunos pintorescos edificios de apartamentos en el centro, la mayoría de las casas son de una o dos plantas. Lo chato de la ciudad contrasta con los enormes ferries que ingresan a su puerto, que la conecta con Polonia y la isla danesa Bornholm. Así, es fácil asumir que no hay mucho que ver en Ystad, pero la realidad nos demostró lo contrario.
Como otras ciudades de esta zona del norte europeo, Ystad captará tu atención por los coloridos y prolijos jardines de las casas y parques por igual. Es que tener ese vistazo para darse una rápida primera idea de cómo vive la gente en estas latitudes es lindo. Personalmente, me encanta ver cómo en Escandinavia decoran las ventanas con lámparas y objetos de lo más curioso. Es como si intentaran fusionar el mundo interior con el exterior al máximo posible. La ventana no es solamente una entrada de luz para quienes viven en una de las zonas con menos horas de sol anuales del mundo, sino una manera de integrarse con el entorno. Pero dejando de lado esta primera impresión (ya notada el año anterior en Noruega) centrémonos en qué ver en Ystad.
El pueblo se puede recorrer sin problemas en un día). Sus principales atracciones son el monasterio medieval (Gråbrödraklostret) y la Iglesia de Santa María (Mariakyrkan), ambos exponentes de la arquitectura gótica hanseática tan típica de las orillas del Mar Báltico. Tanto en el monasterio como en la iglesia podrás visitar exposiciones de arte, además de que suelen alojar actividades culturales para los residentes. El monasterio está rodeado por un pequeño jardín de hierbas aromáticas que los vecinos mantienen con orgullo.
El teatro de Ystad es uno de los edificios más bellos que hay para ver. Aunque centenario, recibe el nombre de «Nuevo teatro» ya que se ubica justo frente al viejo y más humilde primer teatro del pueblo. Ystad cuenta con su propio museo de arte, que aloja esculturas antiguas y pinturas modernas. El edificio también funciona como biblioteca pública.
El centro de Ystad es compacto pero está compuesto por varias calles flanqueadas por tiendas de todo tipo. Las calles Hamngatan y Stora Östergatan son las principales. Ambas se encuentran dando espacio a la plaza principal de Ystad, adornada por el edificio del Ayuntamiento, la Iglesia de Santa María, y prolijos cafés y bares.
En cuanto a lugares donde comer en Ystad, no dejes que el tamaño del pueblo influya en tu opinión. Para ser el hogar de poco más de 20.000 habitantes, Ystad cuenta con bastante variedad de opciones gastronómicas. Mis recomendaciones son Grändens mat, un restaurante y bar tradicional con un hermoso patio medieval, y la Pizzeria Gusto, fundada por un inmigrante italiano como respuesta «a la mala oferta de comida italiana en Ystad«.
Pero quizá lo más sorprendente de nuestra visita a Ystad fue descubrir que el pueblo es un importante polo cinematográfico en Suecia. Ystad Film Studios está a pocos minutos a pie del centro de la ciudad y se puede visitar. En fechas y horarios selectos cuentan con visitas guiadas en inglés.
Playas y castillos cerca de Ystad
La mejor manera de recorrer Ystad es a pie, pero para los alrededores recomiendo rentar bicicletas. Hay varios circuitos para hacer en bicicleta desde Ystad a las distintas playas, bosques, castillos y lagos en los alrededores.
Un dato interesante es que la Región de Escania cuenta con distintas rutas exclusivamente para bicicletas. Verás carteles indicando el inicio o el paso de distintas de estas rutas tanto en Ystad como en los alrededores. Por ejemplo, el tramo entre Ystad y Sjöbo de la ruta Cykelleden 102 te llevará al norte hacia molinos y castillos históricos. En el camino, pasarás por lugares emblemáticos como Krageholmsmöllan, el pequeño zoológico de Ystad y el castillo de Snogeholms.
Las rutas al oeste de Ystad conducen a algunos de los sitios históricos de la región, como el castillo de Charlottenlund, el castillo de Marsvinsholm y la iglesia de Borrie. Las rutas culminan en la localidad vecina de Svarte, popular por sus espaciosas playas.
Las playas de Ystad se encuentran al sudeste, a unos 2,5 kilómetros del centro. Se puede llegar a pie pasando junto al puerto. El camino no es lo más lindo, pero al final valdrá la pena. Las playas del Mar Báltico en esta región son de arena blanca y están adornadas por frondosos bosques. No pude evitar compararlo con algunos paisajes de la costa bonaerense, con playas anchas que separan al mar del bosque.
Próximos a Ystad se encuentran un par de hoteles y sitios donde acampar junto al mar (al igual que en Noruega, aquí es muy normal encontrar sitios de acampe con todas las instalaciones para vans y casas rodantes). Existe un sendero que bordea la costa hasta la localidad de Nybro, circulando entre la playa y el bosque (Ystad Öarna).
Ales stenar
El camino bordeando el Mar Báltico nos condujo al pequeño pueblo de Nybro, pasando entre campaigns, playas y bosques. Bordeando la ruta número 9 desde Nybro, seguimos camino rumbo al sudeste e ingresamos a la reserva natural Hammars backar. El sitio es parte reserva natural y parte recinto para prácticas militares. El acceso es público y gratuito siempre y cuando las puertas de ingreso estén abiertas y no haya una bandera roja indicando que se están realizando prácticas de tiro.
Atravesamos los 8 kilómetros de sendero por la reserva natural ganando altura sobre los acantilados. A lo largo del camino se deben cruzar tranqueras y guardafaunas, lo que implica que es altamente probable cruzarse con animales. La mayoría de ellos son vacas y caballos, muy tranquilos siempre que los humanos mantengamos una distancia prudente. El sitio también es un punto de interés para los aficionados del parapente.
Tras un recorrido total de casi 22 kilómetros a pie desde Ystad llegamos a Ales Stenar, también conocido como el «Stonehenge vikingo». Se trata de un monumento lítico con una longitud de 67 metros. Lo conforman 59 bloques de piedra dispuestos en forma de barco. Desde hace siglos que esta curiosa disposición ha generado numerosas teorías sobre su origen y propósito. El sitio data aproximadamente del año 600 y el hecho de que aún no haya un único consenso acerca de su finalidad lo convierten en un enorme atractivo para los viajeros que decidan explorar el sur sueco.
La estructura del monumento hace pensar a los historiadores que podría haber sido utilizado como sitio de entierros, pero también como calendario solar o lugar de observación astronómica. No obstante, aún no se ha encontrado evidencia de que hubieran ocurrido entierros en las inmediaciones ni otra evidencia que soporte las otras dos teorías. Ales Stenar permanece un misterio vikingo a vista de todos.
Visitar Ales Stenar es un viaje en el tiempo a lo desconocido, y una de las mejores cosas que hacer en Ystad y sus alrededores. Si no quisieran hacer el camino de 4 horas a pie desde Ystad, pueden llegar el bus 332 hasta la localidad de Kåseberga, desde donde una caminata de aproximadamente 15 minutos te conducirá al monumento vikingo. En este pequeño pueblo costero encontrarán tiendas de artistas locales, unos pocos cafés y sitios donde comer, y existe la posibilidad de embarcarse en tours por el Mar Báltico para hacer avistaje de aves y fauna marina.
Para viajar en transporte público en la región de Escania deberán contar con la app Skanetrafiken. Es la única forma de comprar los boletos de bus para viajar entre Ystad y Kåseberga. En cuanto a trenes entre Ystad y Malmo, estos tickets pueden adquirirse también en la estación de trenes.
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