Nuestro segundo día en San Rafael nos llevó a conocer la Caverna de las Brujas. La caverna está más cerca de la ciudad de Malargüe que de San Rafael, pero desde ambas se pueden contratar excursiones para conocer esta maravilla geológica.
De San Rafael a Malargüe se llega yendo al sudoeste por la ruta nacional 144 hasta el empalme con la ruta nacional 40 y de ahí al Sur hasta llegar a Malargüe. El camino es relativamente llano, con algunos campos y sus característicos álamos que hacen de barrera contra el viento. Conforme nos acercamos más al oeste, el paisaje se va poniendo más marrón y se van viendo docenas de bombas de varilla que se mueven extrayendo petróleo.
Resulta que el petróleo es ahora la principal fuente de ingresos de la provincia de Mendoza, la cual «no es solamente vinos y aceitunas«, según nos recuerda constantemente el guía.
La ciudad de Malargüe también es chata, con la ruta nacional convertida en una ancha avenida. Es mucho más pequeña que San Rafael y vive mayoritariamente del petróleo. La ciudad en sí no tiene mucho que ofrecer al turismo, pero recibe a muchos viajeros que la usan como punto de partida para aventurarse a Caverna de las Brujas y La Payunia. En invierno, su cercanía al centro de ski Las Leñas también la convierte en un lugar muy visitado.
Si tu intención es visitar la Caverna de las Brujas, no se justifica parar una noche en Malargüe. Desde San Rafael se puede hacer sin problemas. Sin embargo, para recorrer mejor el sur de Mendoza y conocer los sorprendentes rincones que esta región del país ofrece, recomiendo pasar una o dos noches en Malargüe.
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Un dato interesante es que Malargüe, así de pequeña como es, cuenta con un centro astronómico y espacial que, con financiamiento internacional, se dedica a la investigación sobre la naturaleza de los rayos cósmicos ultraenergéticos. También existe un centro de convenciones que atrae a congresos nacionales e internacionales sobre ciencia y tecnología.
La Caverna de las Brujas está a 70 kilómetros de Malargüe, en plena Cordillera de los Andes. Se accede por la ruta 40 hasta un desvío que conduce al Área Natural Protegida Caverna de las Brujas, por un camino de 8 kilómetros de ripio y cornisas. ¡Las vistas son alucinantes!
El ingreso a la reserva natural tiene un costo de aproximadamente USD 15 por persona, más unos USD 11 por adulto para la visita guiada. Si elijen visitar la Caverna de las Brujas por cuenta propia (es decir, sin una excursión desde San Rafael o Malargüe), deberán abonar estas entradas. Del mismo modo, consulten con la agencia de turismo si el precio de la excursión a Caverna de las Brujas incluye el pago de acceso a la reserva natural y visita guiada a la caverna.
La Caverna de las Brujas está a más de 1900 msnm y es la caverna más grande conocida dentro del territorio argentino. Para acceder nos dan cascos con linternas incorporadas y se recomienda ir en pantalones largos y con algún saco… Yo me había olvidado el abrigo en casa así que no me quedó otra que hacer la visita en remera de manga corta. El fresco se aguantaba porque uno está en constante movimiento, pero yo no soy friolento así que no me tomen como referencia si sufren mucho el frío. Por las dudas, lleven abrigo.
El recorrido nos lleva 200 metros adentro de la montaña y se visitan cuatro salas que están en condiciones de recibir a los turistas. Esto es una mínima parte de la caverna, la cual tiene alrededor de 5000 metros de galerías, muchas de las cuales aun permanecen inexploradas.
Entramos en grupos de 9 o 10 personas como máximo, por cuestiones de comodidad. La primera sala de la Caverna de las Brujas es la Sala de la Virgen, donde las estalactitas dan forma a la silueta de una vírgen. El guía, que nos acompaña durante todo el recorrido, nos hace apagar las luces y escuchar el silencio… es una experiencia similar a la del Cerro Leones, en Bariloche, donde también se hace lo mismo en una caverna.
Mientras nos cuenta sobre los millones de años que toma para que se formen las estalagmitas y estalactitas, el guía nos conduce hacia la segunda parte del recorrido: la gatera.
Se trata de una especie de túnel, también formado por la erosión natural del agua que se filtra por la montaña. Son alrededor de 20 metros en los cuales hay que gatear esquivando rocas. La roca está mojada y húmeda, y yo iba golpeándome la cabeza cada quince segundos… ¡Gracias, casco!.
En la gatera se ven una especie de corales, petrificados en la roca. Son la evidencia de que, millones de años atrás, toda la zona estaba cubierta por un océano.
Luego se llega a la tercera sala, que era en la que más cuidado había que tener porque la roca del piso tenía puntas y en algunos sectores caía en pendiente hacia abajo. Hay algunas sogas para sujetarse mientras nos desplazamos. Acá la protagonista es la estalagmita gigante. Tiene un diámetro enorme y es sorprendente pensar que esa formación es el resultado de millones de años de goteo constante sobre el mismo punto. Las estalagmitas son las que «crecen» desde el suelo y las estalactitas lo hacen desde el techo; además, estas últimas son las que, por goteo, forman las estalagmitas.
Las estalagmitas se forman por el goteo de agua que arrastra carbonato de calcio, que se deposita y da origen a las estalagmitas. Las estalactitas se forman de manera similar. Puede llegar el momento en que la estalactita se una a la estalagmita que formó y se origine lo que se llama columna.
Sin embargo, estalagmitas y estalactitas no son las únicas protagonistas en la Caverna de las Brujas. Los velos también se forman por deposición de minerales y son formaciones hermosas que nunca había visto. Algunas parecen mocos chorreando, pero no es asqueroso como puede sonar… ¡Créanme! ¡Son algo hermoso! (En el video al final del post se ven algunos)
La pregunta que no podía faltar fue «¿Hay bichos acá?«. El guía nos contó que sí, pero que no hay de qué preocuparse ya que no viven en las salas que se recorren durante la visita sino que están en las profundidades de la caverna, en otras salas que no están habilitadas para recibir gente. Son opiliones y colémbolos adaptados a vivir sin radiación solar.
Ascendiendo por escaleras y sujetándonos de sogas, el camino continúa hasta la última sala que se puede visitar: la «sala de los encuentros«.
Allí repetimos la experiencia de apagar las luces y el guía nos hace reflexionar sobre la importancia de poder escuchar el silencio. Algo se siente ahí adentro. Quizás la presencia de las brujas, no sé, pero estar en un lugar, sumido en la absoluta oscuridad, escuchando la nada, es sobrecogedor. Vivimos tan ajetreados, en constante ruido y distracciones, y a veces nos olvidamos de detenernos a escucharnos a nosotros mismos. Hay gente que afirma que logra escuchar sus latidos, otros que escuchan su flujo sanguíneo, pero hay algo en lo que todos coincidimos: escuchar el silencio es majestuoso.
Estoy seguro de que todos lamentamos no haber permanecido más tiempo ahí dentro, en la oscuridad… porque uno se encuentra con sus pensamientos: en ese minuto se me atravesaron mil cosas por la cabeza, desde pensar «no puedo creer que esté 200 metros adentro de una montaña en los Andes» a «esta misma oscuridad acompaña a un ciego a lo largo de su vida«. Me hizo apreciar mi vida en muchos aspectos, y hasta me dejó un sentimiento de culpa por esas veces en las que me he hecho mala sangre por pelotudeces.
Volver a la luz es shockeante. Hay que acostumbrar la vista. Una buena opción sería llevar anteojos de sol para salir de la Caverna de las Brujas. Desde la entrada (y salida) de la Caverna de las Brujas se tiene una vista hermosa del lugar.
A pocos metros hay un sendero corto que se puede hacer libremente y donde se ven las plantas características del clima de la región, con carteles que indican cuáles son las características evolutivas que les permitieron adaptarse.
Visitar la Caverna de las Brujas es una experiencia realmente única. No se compara con nada que haya hecho. Es un paraíso para espeleólogos, geólogos y paleontólogos, y un lugar impresionante para quienes entendemos poco y nada de esas ciencias.
Consejos para visitar la Caverna de las Brujas:
- Si sos una persona friolenta, llevá un saco o buzo y pantalones largos.
- Llevar calzado cómodo, preferentemente de montaña.
- La caverna puede ser visitada por niños pero no menores de 7 años.
- Para ingresar hay que pedir turno previamente en la Dirección de Turismo de Malargüe, ubicada a la entrada del pueblo. Allí se abona el ingreso a la reserva natural y luego, en Caverna de las Brujas, se abona el costo del guía.
- Alojarse en esta localidad es buena opción para estar más cerca e ir a la Caverna de las Brujas. Acá te dejo un link con los mejores datos de alojamiento en Malargue.
- Lógicamente, no se puede recorrer sin guía.
- La dificultad del recorrido es media-alta. No es apto para personas con movilidad reducida.
- El recorrido dura entre 90 y 120 minutos.
- Ver página de la Dirección de Turismo de Malargüe
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