La Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la Asunción (o, simplemente, la Catedral de Córdoba) está ubicada frente a la Plaza San Martín en el centro de la Ciudad de Córdoba. Es el ícono principal de la capital cordobesa y, hasta ahora, la Catedral más linda en la que he estado. La conocí durante mis 2 días en Córdoba Capital, pero merecía una entrada aparte en el blog 😉
Tiene el diseño típico de una catedral católica, con la planta en forma de cruz conformando la nave central y un par de naves laterales más estrechas que culminan en distintas capillas. Posee una gran cúpula sostenida por cuatro pilares con arcos y pechinas, al igual que muchas otras catedrales.
Hasta ahí todo muy normal, pero ¿qué hace que la Catedral de Córdoba sea tan bella?
La construcción de la Catedral de Córdoba demoró más de un siglo, causando que distintos constructores hayan intervenido en el proceso y dejado marcados diferentes estilos. Vista desde afuera, se puede advertir que el edificio no tiene un estilo definido. Por ejemplo, el pórtico pertenece al clasicismo y las torres al barroco americano. Esa ya es una característica única en una catedral argentina.
La historia de su construcción es interesante.
Los planos originales fueron dibujados en el año 1577 y la construcción comenzó en 1590. Estos planos solo especificaban la construcción de una iglesia, la Iglesia Mayor, la cual se derrumbó en el año 1677. 6 años más tarde comenzó la construcción de la joya colonial que hoy es la Catedral de Córdoba.
Lás órdenes del Cabildo eran claras: «construir una iglesia del tamaño que exige una ciudad tan ilustre y populosa como ésta…«.
A finales del siglo XVII las obras se organizaron en base al plano de Pedro de Torres y se contacta al arquitecto José Merguete para dirigir la construcción, quien abandonaría la construcción tras su muerte en 1710 dejando como legado gran parte de la mampostería de la catedral. Otros arquitectos lo sucedieron hasta que, en 1724, se produce un derrumbe parcial tras el cual el obispo de la ciudad reclutó a Andrés Bianchi para hacerse cargo de las obras.
Bianchi era un jesuita que le trasmitió su estilo a la catedral haciendo uso de las técnicas jesuitas para el manejo de la piedra y la argamasa (mezcla de cal, cemento, arena y agua). Él también trabajó hasta su muerte, en 1740. Las bóvedas y el pórtico de la catedral de Córdoba son el máximo exponente del trabajo de Bianchi en la construcción del templo.
La construcción se llevó a cabo con trabajadores indígenas, criollos y mestizos. En 1770 se terminan ambas torres y la Catedral de Córdoba es finalmente consagrada en 1784, tras 101 años de construcción.
Las puertas son de algarrobo traído desde las misiones jesuiticas y están adornadas con figuras. Bajo el pórtico están las cenizas del Deán de la Catedral, Gregorio Funes.
El interior del edificio como lo conocemos hoy, fue decorado en la década de 1920 por Emilio Caraffa, quien hizo las pinturas sobre bocetos. Sus colaboradores participaron de la decoración de los cupulines de las naves laterales y las bóvedas de los pasillos. El tema principal de sus pinturas es «el triunfo de la Iglesia» y, dentro de la cúpula, el tema es «la gloria». Las pinturas del techo abundan en detalles.
En el interior no todo lo que brilla es oro, pero el color dorado que ornamenta a cientos de molduras sí es un revestimiento de ese metal. El altar principal, en cambio, sí está realizado en plata del Alto Perú.
Además, hay que mencionar el tesoro de la Catedral de Córdoba. Sus paredes escondieron durante siglos reliquias y joyas de oro y plata que habían sido donadas a la Iglesia por fieles y ricos. Báculos, coronas y perlas eran parte de este tesoro pero gran parte se ha perdido al haber sido saqueado a finales del siglo XX.
La Catedral de Córdoba es Monumento Histórico Nacional desde 1941 y ha sido definida como “una flor de piedra en el corazón de la Patria”. En abril de 1987, el Papa Juan Pablo II la visitó y, a su partida, dijo “Tienen una Catedral muy linda, deben cuidarla mucho”.
La catedral es al día de hoy uno de los patrimonios arquitectónicos más valiosos de Argentina y está reconocida como uno de los exponentes de la arquitectura barroca más antiguos de América.
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Córdoba tiene mucho que ver más allá de la Catedral. Es una ciudad increíblemente hermosa, colonial, y disfrutable todo el año. Mirá todas las actividades que hacer en Córdoba Capital 😉 ¡Buen viaje!
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