La isla de Saint Thomas es una de las islas que conforman las Islas Vírgenes de Estados Unidos (USVI), junto a Saint Croix y Saint John. Es un paraíso natural que queda eclipsado por la miseria. La isla no es la clásica imagen que tenemos del Caribe, pero es la realidad que se oculta detrás de artículos de lujo y turismo masivo. Así fue mi visita a una colonia del siglo XXI: Charlotte Amalie.
Charlotte Amalie, en la isla de Saint Thomas, es la capital de las Islas Vírgenes de Estados Unidos y un importante centro de cruceros gracias a su puerto libre de impuestos (el famoso «tax free»). Además, el mercado de diamantes en la isla es uno de los más importantes del mundo.
Llegué a la isla un caluroso dia de febrero a bordo de uno de los tantos cruceros que zarpan desde Miami con destino a las Antillas. Desde el barco se veía como la típica postal del Caribe: una isla montañosa con mucho verde, llena de casas dispersas en la montaña, aunque sin el cielo azul que vemos siempre en las fotos. Hacía 32ºC de temperatura, la humedad era casi tangible, y llovía.
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Al bajar del barco nos dirigimos hacia uno de los tantos transportes públicos que unen el puerto con el centro de la ciudad de Charlotte Amalie. En los muelles está lleno de estos vehículos con sus choferes gritando tarifas y destinos, en inglés y en español, para captar a los clientes. Es un escenario un tanto caótico pero realista.
El viaje del puerto al centro de Charlotte Amalie, la capital de las Islas Vírgenes de Estados Unidos y ciudad más poblada de la isla de Saint Thomas, era de pocos kilómetros y costaba US$ 3 por persona. Estos vehículos recorren las estrechas callecitas a toda velocidad, por la mano izquierda, y en apenas 15 minutos llegan a Emancipation Garden, una plaza histórica desde donde se recorre el centro de la ciudad.
Una vez fuera del vehículo, lo primero que vemos es una feria donde todo es regateable. Es el típico mercado para turistas, donde se encuentran desde remeras por US$ 5 hasta collares artesanales, bebidas, diamantes, y demás. Recorriendo la feria se acercaban personas a hablarnos en español para vendernos excursiones a través de la isla por un precio que sonaba absurdamente económico y -francamente- te hacía sospechar de la veracidad del relato del vendedor.
Mientras el clima comenzaba a mejorar fuimos a conocer la Main Street, la calle principal, donde hay negocios de todo tipo. Se pueden encontrar las principales marcas de ropa y muchas casas de joyería. El mercado de los diamantes es la principal fuente de ingresos de las islas y se pueden comprar hasta un 75% más baratos que en una joyería en otra parte del mundo. Sin embargo el estilo de vida en Saint Thomas contrasta con las elegantes joyerías. Me acordaba de la película «Diamantes de sangre» preguntándome qué tan lejos estaría la realidad de los habitantes de la isla (al menos de quienes trabajaran en las minas) de la realidad que ilustra aquella película. Ver las hordas de turistas estadounidenses amontonarse en las joyerías era una imagen un tanto fuerte, y no pude evitar sentir que esta isla (como seguramente tantos otros lugares que desconozco) es el punto de encuentro de dos mundos muy distintos: el Caribe turístico, y el Caribe real.
Dejando los pensamientos no felices de lado, la zona más turística de la ciudad es un lugar colonial muy interesante. En algunos lugares, se sentía como estar dentro de una película de piratas. Tiene sentido porque, al leer sobre la historia de las islas, la palabra «piratas» aparece frecuentemente .
Contrastando con las viviendas que se ven amontonadas sobre las montañas, también hay lugares muy prolijos y que contrastan con la realidad que les comenté antes. En el centro hay una arquitectura interesante, mayoritariamente remanente de la época de la ocupación danesa en las islas.
Por la tarde mejoró el clima y continué recorriendo la zona portuaria de Charlotte Amalie, que es más de lo mismo (tiendas everywhere). No alcanzó el tiempo para conocer Megan’s Beach, que está a otro lado de la isla y es considerada una de las mejores playas del mundo. El tour a esta playa se puede contratar a bordo de los cruceros que visitan Saint Thomas (por un precio nada modesto) o también en la ciudad contratando a alguno de los guías locales que ofrecen el paseo desde el puerto o la plaza.
El puerto también tiene una zona de tiendas comerciales con más de lo mismo que se ve en la ciudad, pero también con variedad de tiendas dedicadas a artículos electrónicos que, por la política tax free del puerto, se consiguen a mejor precio.
Como balance final, visitar Charlotte Amalie por unas horas me hizo entender que, en el Caribe, no todo es color de rosa… Las Islas Vírgenes de Estados Unidos son una colonia del siglo XXI y eso invita a reflexionar. Quedé con ganas de ver más de la isla de Saint Thomas y espero volver en algún momento. En base a lo que he leído en otros blogs, la realidad de Saint Thomas se repite en muchas otras islas del Caribe, pero de eso se trata viajar: ver el mundo como es, y no como nos lo muestran.
¿VIAJAS A SAINT THOMAS?
Como dije, mi viaje a Saint Thomas fue breve y por ser uno de los puertos de parada del crucero. Sin embargo, muchas personas elijen viajar a Saint Thomas de vacaciones para explorar esta isla y disfrutar del Caribe.
A continuación te dejo algunos links útiles para tu viaje a las Islas Vírgenes de Estados Unidos:
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