Mi viaje por Chile comenzaría en Viña del Mar, ciudad a la que llegaría desde el aeropuerto de Santiago, con una breve escala en la terminal de buses de Pajaritos en la capital chilena. Hay muchas maneras de llegar a Viña del Mar desde Santiago. Los buses son la opción más fácil. Para saber más acerca de cómo ir a Viña del Mar desde el aeropuerto de Santiago, te recomiendo leer este post. En Viña del Mar pasé 3 días enteros, desde donde conocí no solo la famosa ciudad balnearia sino también las vecinas Valparaíso y Concón. En este post te cuento que ver en Viña del Mar en un día.
La ruta a Viña del Mar desde Santiago es una autopista que pasa entre montañas y valles con viñedos (El estado del camino es impecable y deprime a cualquier argentino que haya transitado nuestras rutas). Pero la mejor parte es la llegada llegada a Viña del Mar. Es impresionante. La ruta comienza a descender por la montaña y se ve toda la ciudad, con el Pacífico a sus pies.
La playa en Viña del Mar
A primera vista, Viña del Mar me pareció una ciudad grande y turística como tantas: pasé junto a grupos de turistas con cámaras colgadas del cuello pero también junto a gente durmiendo en la calle.
Viña del Mar está plagada de hoteles y hostels para todos los bolsillos. En el siguiente enlace podrás consultar toda la oferta de alojamiento en Viña del Mar.
Mi primera tarde en Chile terminó en la playa con un grupo de viajeros que conocí en el hostel. Por la noche seguiríamos conociéndonos, pizza a la parrilla de por medio. Comenzaría a recorrer Viña del Mar al día siguiente.
Las playas de Viña del Mar son prolijas, aunque no muy extensas dada la geografía del lugar. Reñaca tiene la playa más linda en Viña del Mar, y es también un excelente distrito donde hospedarse para estar cerca de la ciudad y la playa.

Que ver en Viña del Mar
A la mañana siguiente me desperté temprano. Eran las 9 de la mañana pero ninguna tienda abría hasta pasadas las 10:30. La calle Valparaíso -la principal de Viña del Mar- estaba desierta.


Decidí ir a pasear por la costa para hacer tiempo. Tampoco había mucha gente y el clima no ayudaba, pero eso no le quitó la belleza a la ciudad. Pasé por el reloj de flores, fotografié el famoso casino de Viña del Mar, visité el Castillo Wulff -no vale la pena, hay un par de pinturas adentro y nada más- llegué hasta el muelle de pescadores y, al alcanzar la zona moderna de la ciudad, me metí en uno de los malls.

Al norte de la ciudad está el distrito comercial con varios malls, paseos de compras al aire libre, cine, y modernas torres. Los centros comerciales no eran tan grandes como los que visitaría luego en Santiago pero aún así me sorprendieron. En Chile tienen las tiendas Falabella, Ripley y Paris dentro de los malls. Son tiendas que venden desde ropa hasta electrónica y artículos de bazar. Son como shoppings adentro de los shoppings. En aquella época existía el furor por las compras en Chile, y todo estaba repleto de argentinos.
Chile me recordó mucho a Estados Unidos no solo por la cultura de consumo sino por las marcas. En los malls se encuentran desde Dunkin’ Donuts hasta Forever 21, y otras marcas que en Argentina no tenemos. Además, varios centros comerciales ofrecen una tarjeta de descuentos para el turista (que se adquiere gratis y en segundos).


Mi paso por Viña del Mar fue excelente. La ciudad es prolija, limpia, y no es ruidosa. Es muy grato pasear y descubrir con calma todo lo que hay que ver en Viña del Mar, y no es de extrañar que esta sea una de las ciudades más visitadas de Chile.

Dicen que Viña del Mar es una ciudad «sin personalidad», donde lo moderno se fusiona con lo clásico y no se puede ver un estilo definido… Es que ser vecina de la mítica y singular Valparaíso lleva a comparaciones… pero es como comparar La Boca con Puerto Madero, en Buenos Aires: están juntas, pero no se parecen.

Lo que más me gustó de Viña del Mar fueron los callejones y escaleras que suben y bajan de los cerros. Me encantó perderme en la ciudad y subir hasta ver el mar y orientarme. Hay miradores por doquier y todo está repleto de árboles, plantas y flores.
Desde Viña del Mar fui a conocer Valparaíso -que me generó emociones mixtas- y caminé más de 11 kilómetros hasta las dunas de Concón. Pero ambos lugares merecen posts para sí mismos.
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