No es novedad que hay muchas drogas en Amsterdam. La capital de los Países Bajos se jacta de ser uno de los lugares más liberales del mundo, y lo ha sido históricamente. No voy a negar que, además de los canales, los molinos, y los quesos holandeses, conocer esta cara de Ámsterdam me llamaba la atención. Más que nada porque nunca había estado en un lugar parecido y no entendía cómo podía funcionar una ciudad donde «las drogas son legales» (que no es tan así, pero ese es el marketing haciendo de lo suyo). La verdad es que no sabía muy bien con qué me iba a encontrar.
¿Cómo se trata el tema libremente mientras que en el resto del mundo aún existe un enorme tabú alrededor del consumo de drogas? ¿Qué hace Ámsterdam para controlar la venta y consumo? ¿Cómo se venden las drogas en Amsterdam y cuáles son las legales? En este post te lo cuento.
Breve historia de las drogas en Amsterdam
Antes de adentrarnos en el tema, hay que entender un poco la historia de la ciudad. Para esto nos remontamos hasta la década de 1970, cuando las autoridades holandesas se convencieron de que les era imposible ganar la guerra contra las drogas. En aquel entonces, había gran preocupación por el consumo de cocaína y heroína y el impacto de estas sustancias sobre la salud pública. Fue entonces que el Estado decidió entonces despenalizar la venta y consumo de marihuana y hachís en establecimientos autorizados -los llamados coffeeshops-, considerablemente menos nocivas que las anteriores, pensando que esta medida alejaría a los consumidores de las sustancias más peligrosas.
Aunque ningún otro Estado ha tomado tal medida y, ergo, no se puede comparar el éxito de la medida en sí misma, sí es cierto que, décadas después, los Países Bajos tienen tasas de consumo de drogas fuertes menores que el promedio europeo.
Desde que la venta de drogas blandas está permitida, los holandeses demostraron que estas políticas de tolerancia no condujeron al uso masivo de las mismas. No obstante, por mantenerse como un caso único en el mundo, esta política también ha disparado el turismo de drogas en Amsterdam. Según la agencia de turismo de la capital, casi un cuarto de los turistas que visitan Ámsterdam ha acudido a un coffeshop durante su visita.
Trufas y setas alucinógenas en Amsterdam
Otro de los atractivos son las «trufas mágicas». Estas también son legales en los Países Bajos, a pesar de que las setas no lo son. Se venden en los denominados smartshops, que también copan la capital neerlandesa, especialmente cerca en el Barrio Rojo.
Las setas y las trufas son dos partes distintas del mismo hongo. Las setas son frutos que crecen por encima de la superficie del suelo. Las trufas, en cambio, crecen bajo tierra. Las trufas son masas de micelio endurecido que el hongo usa como reserva de alimento y energía, y así logra sobrevivir en condiciones de estrés ambiental.
Las trufas son parecidas a las setas, pero crecen bajo tierra. Técnicamente conocidas como esclerocios, las trufas mágicas son masas de micelio endurecido (algo así como una raíz) que sirven como almacén de alimento y energía para que el hongo sobreviva en condiciones difíciles.
Tanto las trufas como las setas suelen inducir efectos similares, estando las trufas vinculadas a viajes alucinógenos más leves agradables que los inducidos por las setas. El Estado neerlandés prohibió el consumo de setas en 2008, pero las trufas son legales. Las esporas de hongos, así como los kits de cultivo caseros también son legales y pueden conseguirse en los smartshops.
Postura legal sobre las drogas en los Países Bajos
La política de drogas holandesa está dirigida por una idea de que cada ser humano puede decidir sobre su propia salud. Otra idea que guía las leyes del país en su política de drogas es la convicción de que ocultar fenómenos sociales negativos no los hace desaparecer. Mas cabe aclarar que no todas las drogas son legales en los Países Bajos, y que el país mantiene estrictas leyes en contra del consumo de drogas de diseño, o fuertes. La información sobre cuáles drogas son consideradas fuertes en los Países Bajos está disponible en esta página web del Gobierno neerlandés.
También existe cierta paradoja alrededor de aquellas drogas blandas como la marihuana o las trufas, ya que la venta y consumo están despenalizados pero la importación y producción de las mismas está penada por la ley: la forma en que los coffeeshop y smartshop obtienen las sustancias que venden no suele ser investigado pero es ilegal.
Un dato curioso es que estas tiendas no tienen permitido publicitar la venta de drogas. No verás carteles en imperativo. Pero claro que no cuesta distinguirlos. Ya sea por las luces, la nube de humo, o las decoraciones de las vidrieras que no hacen difícil entender de qué se trata.
¿Qué se puede hacer legalmente como turista en Ámsterdam? Consumir cualquiera de los productos vendidos en coffeeshops y smartshops está permitido y es totalmente legal. Probablemente sean los Países Bajos el único lugar del mundo donde puedas comprar marihuana o trufas con tu tarjeta de débito o crédito sin recibir una carta de la policía días después 😅 ¿Qué no hacer para evitar problemas? Comprar y consumir cualquier otra cosa que no se venda en establecimientos habilitados.
¿Con qué te encontrarás en Ámsterdam?
Ámsterdam me resultó una ciudad fascinante. Más allá de su liberalismo en política de drogas, la capital neerlandesa es un lugar alegre y colorido lleno de historia, arquitectura, arte, y cultura. De todas las ciudades que he visitado en Europa hasta el momento, Ámsterdam se mantiene en el top 3 de mis favoritas. Y no, no es por las drogas 😁 Pero si llegaste a este post buscando información sobre el consumo de drogas en Amsterdam, no te interesa leer sobre qué hacer en Ámsterdam y alrededores. Así que vayamos al grano…
Lo primero que me sorprendió fue la cantidad de establecimientos dedicados al consumo recreativo de drogas blandas que hay por toda la ciudad. No está exclusivamente confinado al Distrito Rojo, aunque sí es ahí donde más abundan estos sitios. Hay alrededor de 160 coffeeshops distribuidos por Ámsterdam. Y si bien están en todos lados, no llaman la atención. Es una buena metáfora de la política de drogas en los Países Bajos: no lo esconden, pero tampoco lo exponen. Un coffeeshop pasa desapercibido entre otras tiendas, y de la presencia de un smartshop quizá ni te enteres de no ser por un hongo sutilmente pintado en la pared.
Lo segundo es la variedad que hay. Basta con detenerse frente a una vidriera y mirar. Los coffeeshops tienen sus menús, ofreciendo distintos tipos de cannabis en concentración de THC, gramos, y hasta sabor. Los smartshops, por su parte, no tienen un repertorio tan amplio como los primeros, pero sí un espectro de opciones lo suficientemente amplio para ofrecer viajes de todo tipo. Un dato curioso es que todos venden el mismo producto: trufas que vienen en tuppers por cantidades de 10g, 15g, o 20g, etiquetadas en función de su intensidad.
Tercero, aunque a primera vista no lo parezca, todo está controlado y pensado para que principalmente los turistas puedan experimentar estas sensaciones de la manera más segura posible. En todo establecimiento te preguntarán si tienes dudas, si es tu primera vez, y darán consejos sobre cómo cortar un viaje si fuese necesario. Se habla del tema con total normalidad y libertad pero no por eso sin seriedad. Hay un énfasis puesto en la seguridad. Después de todo, a nadie le conviene que haya problemas.
¿Y de noche? Ahí la cosa cambia un poquito, sobre todo en el Distrito Rojo. Pero no me malentiendas, aunque sí te cruzarás a gente poco agradable pasada de sustancias, no me pareció muy distinto a lo que se ve en la zona de bares de cualquier otra gran ciudad. Como en cualquier parte, procura que prime el sentido común ante todo 😉
Las áreas con mayor concentración de turistas resultan ser también las menos agradables en el sentido de que habrá gente que se te acerque a ofrecerte drogas. La venta fuera de los establecimientos habilitados es ilegal, así que ignorar y seguir caminando será el consejo más sensato a seguir en Ámsterdam. Particularmente en el Distrito Rojo, no te sorprenderá ver carteles en inglés alertando sobre lo peligroso de las drogas que circulan en la calle. Dicho peligro radica no solo en las consecuencias legales, mas bien en los riesgos para la salud: la pureza de lo que se vende puede ser mala, dañina, o el producto puede no ser lo que se dice. Visitar el Distrito Rojo de noche es una de esas cosas que hay que hacer en Amsterdam, pero ve mentalizado para cruzarte con más de un vendedor ambulante (y para ver cómo arrestan a un par también).
A mí Ámsterdam me dejó pensando no solo en cómo intentamos parar la lluvia con una mano en cuando a la «lucha contra las drogas» en otras partes del mundo, sino en cómo tratamos a quienes padecen adicciones a estas sustancias (e incluso a otras completamente legales como el alcohol). La política de drogas de los Países Bajos no será perfecta, pero el ver cómo el tema ahí no es tabú me pareció sorprendente.
Descargo de responsabilidad:
Este post no busca influir sobre la opinión ajena sobre el uso de drogas ni es una explícita postura personal al respecto. Si vas a viajar a Amsterdam y tienes pensado experimentar dentro de lo permitido por la ley, aprovecha de la apertura de la ciudad para asesorarte bien al respecto y hacerlo de manera segura. La información es poder 🤗
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