El Salar de Atacama es el depósito de sal más grande de Chile y conforma el famoso «triángulo del litio» junto al Salar del Hombre Muerto (Argentina) y el Salar de Uyuni (Bolivia). Entre los tres concentran más del 80% de las reservas de litio del planeta. Pero el atractivo del Salar de Atacama va más allá de la industria: es uno de los destinos principales que conocer en el norte chileno.
Se puede visitar el Salar de Atacama por cuenta propia (si cuentan con vehículo, claro). De lo contrario, hay que contratar un tour. El salar está a unos 60 km de San Pedro de Atacama. Hay muchos tipos de excursiones al Salar de Atacama y lagunas altiplánicas. En este enlace consultar todas las excursiones en San Pedro de Atacama o averiguar en las agencias de turismo en el pueblo.
PRIMERA PARADA: TOCONAO
El tour nos llevó primero a Toconao, un pueblito diminuto perdido en el desierto cuyo atractivo es el campanario de su plaza. Toconao significa «lugar de piedras» y eso es lo que uno nota de diferente a San Pedro de Atacama: aquí las construcciones usan mucha piedra y no tanto adobe, y son de un color blanquecino.
Hicimos una parada de 20 minutos para pasear por la plaza y tomar fotos al mejor estilo «turista japonés» y volvemos a la van para continuar camino al Salar de Atacama, a pocos kilómetros del pueblo.
VISITA AL SALAR DE ATACAMA
A pocos minutos de Toconao el paisaje se torna plano e inmenso. Estamos entrando al Salar de Atacama.
Luego de pagar la entrada a la reserva natural (unos USD 4,70), caminamos junto al guía por un camino de sal que al cabo de una media hora nos llevaría hasta la Laguna Chaxa.
El Salar de Atacama no se compara con nada que haya visto antes. Ni siquiera los otros salares que había conocido. El paisaje parece de otro planeta: un mar de sal donde vuelan flamencos, con volcanes difuminados en el horizonte y donde el único sonido es el de nuestras pisadas.
Hay charcos de agua y angostos arroyos que se escurren entre lo que parecen piedras de sal. El agua proviene de las precipitaciones en los Andes, y escurre en el salar depositando sus minerales al evaporarse en el salar, pues no continúa fluyendo hacia ningún otro cuerpo de agua.
El Salar de Atacama está a 2.300 msnm y ocupa 3.000 km² de superficie, convirtiéndose en el tercer salar más grande del mundo.
- Dato innecesario pero interesante: Cada uno de los 33 países más pequeños del mundo tiene menor superficie que el Salar de Atacama.
LAGUNA CHAXA: LA JOYA DENTRO DEL SALAR DE ATACAMA
Caminando un poco más por ese paisaje desolado llegamos a la Laguna Chaxa, que está poblada por distintas comunidades de flamencos.
Lo que más disfruté del norte chileno fue el hecho de que los humanos somos los intrusos entre los animales de la región. No solo en áreas protegidas como Chaxa (parte de la Reserva Natural Los Flamencos) sino también yendo por la ruta, donde no se ve ni una valla y las vicuñas y los suris pasan como si nada junto al camino. El norte chileno es Naturaleza en estado puro. Es algo indescriptible estar parado entre tanta aridez viendo volar a los flamencos bajo ese cielo de azul intenso. Casi dos meses después, sigo sin encontrar adjetivos que le hagan justicia a semejante paisaje…
Los flamencos no son los únicos habitantes de la laguna. Cuesta imaginar toda la vida que alberga este desolado lugar porque no podemos verla… bueno, al menos no sin un microscopio. Bajo el agua existen cientos de microorganismos y microalgas que son la razón por la cual los flamencos y otras aves pequeñas habitan este lugar.
La Laguna Chaxa en el Salar de Atacama es una de las postales típicas de San Pedro de Atacama y nos recuerda que la Naturaleza no siempre es verde.
SIGUIENTE PARADA: SOCAIRE
Desayunamos ahí, y luego de esas geniales tostadas con huevos revueltos (que no se si es un desayuno común en Chile o lo preparaban así para todos los europeos y norteamericanos que iban en el tour) dejamos el Salar de Atacama y retomamos la ruta 23 -que es una maravilla escénica- en dirección al Paso Sico, que comunica San Pedro de Atacama con San Antonio de los Cobres.
Socaire es otro de los pueblitos que reciben turistas «de paso». Todavía más chico que Toconao, en Socaire el atractivo es su vieja iglesia. El pueblito se ubica sobre una ladera, a 3500 msnm, y es el hogar de unas 400 personas. Aprovechando la agricultura en terrazas, en Socaire se cultivan frutas, alfalfa y maíz.
PIEDRAS ROJAS, SALAR DE AGUAS CALIENTES
Lo más lejos a lo que llegaba el tour era Piedras Rojas, donde comienza el Salar de Aguas Calientes. Ahí se está a tan solo 24 kilómetros de la línea imaginaria que separa a Chile y Argentina, y la altitud es de casi 4.000 msnm (lo primero que nos dicen al bajar de la van es «Caminen muy despacio«).
Es uno de los paisajes más impresionantes de la región por el contraste de colores: aguas verdes, cielo azul, nubes blancas y, como el nombre lo indica: piedras rojas.
El color rojo de las piedras es producto de la oxidación del hierro que presentan. Eso sí: ¡las aguas no tienen nada de calientes!
El viento soplaba fuerte y la temperatura era baja. Estuvimos ahí casi una hora, pero uno podría fácilmente pasarse todo el día admirando la majestuosidad del lugar.
ÚLTIMA PARADA: LAGUNAS ALTIPLÁNICAS
Pasadas las 3 de la tarde retomamos la ruta -en dirección a San Pedro de Atacama- camino a las lagunas Miscanti y Meñiques, ubicadas a 4.130 msnm. Allí el equipo del tour preparó burritos (ó tacos, no sé, no nos poníamos de acuerdo sobre qué eran) y almorzamos todos juntos como si fuésemos jóvenes en un viaje de egresados, bromeando y sacando fotos. (¿Ya dije que la gente de este viaje fue lo mejor?)
Se trata de dos lagunas que están prácticamente juntas, rodeadas de montañas peladas y volcanes. Se pueden avistar muchas gaviotas en el área, además de la vegetación típica del altiplano a la que ya veníamos acostumbrados.
Ambas lagunas solían ser una sola. Se supone que una erupción del volcán Meñiques hizo que el flujo de lava las separara.
La excursión de día completo al Salar de Altacama, Piedras Rojas y las lagunas fue conocer la escencia de la Región de Antofagasta, con sus paisajes surreales y sus pueblitos. Regresamos a San Pedro de Atacama al atardecer y directo a la cama. Al día siguiente nos teníamos que despertar a las 4 de la mañana para salir rumbo a los Géysers del Tatio.
Excursiones al Salar de Atacama
Como dije al principio, existen varias opciones para visitar el Salar de Atacama desde San Pedro. Estas son algunas de ellas:
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