En los últimos años, varias aerolíneas low cost empezaron sus operaciones en Argentina. Las aerolíneas low cost llevan varios años siendo protagonistas del mercado aéreo en Europa y Asia, pero son relativamente recientes en Latinoamérica. En Argentina, particularmente, son algo nuevo para muchos y por eso generan tanta expectativa y dudas.
Básicamente son aerolíneas que ofrecen tarifas más económicas que una aerolínea convencional. Por ejemplo, un vuelo ida y vuelta de Buenos Aires a Santiago de Chile, en Sky Airline, cuesta entre un 20% y un 30% menos que en LATAM o Aerolíneas Argentinas (dependiendo las fechas y horarios de los vuelos). Un vuelo ida y vuelta, directo, entre Buenos Aires y Londres con Norwegian puede ser hasta un 40% más barato que con British Airways, dependiendo de las fechas de viaje (bueno, antes de que Norwegian cancelara su ruta a Ezeiza en 2020). Y eso son solo dos casos evaluados para el mercado internacional desde Buenos Aires.
Dependiendo de algunos factores, la diferencia de precio entre una aerolínea low cost y una aerolínea convencional puede ser de apenas el 10% o superior al 40%. Mucho influye la parte del mundo en que nos encontremos ya que los impuestos por uso de aeropuerto, espacio aéreo, y el tamaño del mercado, varían en cada país. Por ejemplo, volar a Sudamérica desde Estados Unidos o Europa, en general, es mucho más caro que volar la misma distancia a Asia, pues la tarifa no depende únicamente de los kilómetros recorridos. Pero no vamos a hablar de esto ahora.
Entonces ¿Cómo funcionan las aerolíneas low cost? ¿Por qué existe esa diferencia de precio?
Las aerolineas low cost recurren a varias formas de reducir costos:
- En aeronaves. Hay dos maneras en que las aerolíneas minimizan gastos en aeronaves. Adquiriendo pocos aviones modernos que sean muy eficientes en consumo de combustible. Aunque el costo de un avión nuevo sea caro, es una inversión ya que, a futuro, la eficiencia de consumo de combustible representará un ahorro a la aerolínea low cost. En Europa, las aerolineas low cost suelen tener flotas más modernas que las aerolíneas convencionales por este motivo. Otra forma, menos común, es comprar aviones usados o, en caso de que la aerolínea low cost se desprenda como parte de una aerolínea convencional, adecuar aviones existentes.
- Personal. Es común que las aerolineas low cost operen un solo tipo de aeronave. Por ejemplo, Sky Airline opera exclusivamente con Airbus A319, y la famosa Ryanair solo opera Boeing 737. Así, solo se requiere que los técnicos, pilotos, azafatas, y personal de mantenimiento estén capacitados para un sólo tipo de aeronave. Esto no solo representa un ahorro en los costos de capacitación del personal a la aerolínea low cost, sino que también le permite contratar a menos empleados que una aerolínea que opera distintos modelos de aeronave. Además, es común que un empleado desempeñe varias funciones.
- Eliminación de comodidades abordo. Generalmente, las aerolíneas low cost disminuyen gastos al carecer de servicios de entretenimiento abordo. Muchas incluso carecen de asientos reclinables. Todo esto representa menos tiempo de mantenimiento de la aeronave y, por ende, menos gasto. En algunos casos, también se cobra un extra si el pasajero quisiera elegir su asiento.
- Comidas y bebidas no incluidas. En las aerolíneas low cost, el snack y la bebida no suelen estar incluidos en el precio del boleto (aunque aerolíneas «normales» como Aerolíneas Argentinas también han empezado a limitar el servicio de abordo para reducir precios y costos operativos). Deben pagarse abordo si se deseara consumir. Lo mismo ocurre con la comida en vuelos largos.
- Impresión del boleto. En muchos casos, la aerolínea low cost indicará que debes presentarte al check-in con tu boleto ya impreso luego de haber hecho el web check-in. De lo contrario, y dependiendo de la aerolínea, se te cobrará por la impresión del mismo en el aeropuerto. Algunas de las aerolíneas low cost más importantes de Europa incluso tienen máquinas para gestionar la impresión del boleto, eliminando al personal de mostrador y reduciendo gastos.
- Publicidad en todos lados. La cabina suele estar repleta de publicidad. La encontrarás desde en los portaequipajes hasta frente a ti, convenientemente ubicada en el respaldo del asiento frente al tuyo. En el vuelo low cost que tomé para ir de Santiago a Calama, incluso mencionaban al anunciante por el altoparlante antes de despegar y al aterrizar. Pueden leer mi experiencia en ese vuelo en este post: Miedo a bordo del vuelo de Santiago a Calama.
- Aeropuertos alternativos. En Latinoamérica no es tan común ya que las ciudades no suelen tener varios aeropuetros pero, si los tienen, las aerolíneas low cost casi siempre operarán desde aquel aeropuerto que les resulte más barato ya sea en materia de impuestos o costes operativos. Por ejemplo, el vuelo de Norwegian de Londres a Buenos Aires no opera desde el aeropuerto de Heathrow sino desde Gatwick, donde los costos operativos son menores. En el caso de Buenos Aires, el aeropuerto de El Palomar es el que utilizan las aerolíneas low cost que operan vuelos de cabotaje.
- Horarios menos convenientes. Generalmente, cuando la aerolínea low cost no puede optar por un aeropuerto más económico, volará a aeropuertos principales en horarios que resulten menos costosos operativamente.
- Menos tiempo en tierra. Las aerolíneas low cost buscarán adecuar sus frecuencias de vuelo de manera que el avión permanezca el menor tiempo posible en tierra, ya que eso solo representa pérdidas de dinero que debe pagar al aeropuerto. Frecuentemente, habrá poco tiempo de espera entre un vuelo y otro, tratando de mantener al avión volando el mayor tiempo posible.
- Restricciones de equipaje. Mientras la mayoría de las aerolíneas convencionales permiten despachar hasta dos piezas de equipaje en bodega, las aerolíneas low cost permiten una sola pieza despachada. Otras, solo permiten una pieza de equipaje de mano, y te cobran cualquier pieza de equipaje despachada. Esto es un modelo que también está siendo empleado por las aerolíneas «normales» en nuestro país, como Aerolíneas Argentinas o LATAM Argentina, que ya ofrecen tarifas que contemplan únicamente el equipaje de mano y cobran un extra por despachar en bodega.
Varias de estas prácticas para reducir gastos son empleadas también por las aerolíneas convencionales. Incluso la cosa más tonta puede representar un gran gasto: es famoso el ejemplo de cómo American Airlines logró ahorrar 40 mil dólares con solo dejar de incluir una aceituna en sus ensaladas. (Pueden leer sobre eso aquí). Lo que difiere en las aerolíneas convencionales es quién representa la mayor fuente de ingresos: en su caso, no son los pasajeros de clase turista, sino los de primera clase y business. Por ende, una aerolínea convencional no recortará gastos quitando comodidades al pasajero, ni usando aeropuertos alternativos.
En definitiva, una aerolínea low cost no difiere mucho de cualquier empresa: su meta es generar la mayor ganancia posible, reduciendo gastos. Volar en una low cost no es diferente de volar en una aerolínea convencional si no nos importan esas comodidades mencionadas.
Al final, lo que como consumidores nos importa es viajar barato. Esto es importante en el esquema de las aerolíneas low cost ya que su principal cliente son personas en viajes de ocio, no de negocios, que casi siempre buscarán el mejor precio.
Las aerolíneas low cost en Argentina tienen un mercado prometedor. En nuestro país, las únicas formas de viajar a la mayoría de destinos son en micro o en avión, y tener la posibilidad de hacer un viaje de 18 horas en apenas 2, y pagando lo mismo o menos que en un micro, no deja mucho que pensar a la hora de elegir cómo viajar. Mientras las nuevas aerolíneas low cost no tengan trabas sindicales, burocráticas, ni se les cobren ridículos impuestos que incrementen el costo del pasaje, seguramente tendrán éxito (claro que esto mientras la política aerocomercial del gobierno de turno sea pro-competencia y no busque monopolizar el mercado con Aerolíneas Argentinas).
