Dos semanas en Chile me alcanzaron para descubrir y aprender un poco sobre las costumbres y la gente que está al otro lado de los Andes. Ya escribí sobre la hospitalidad chilena, que fue una parte tan importante de mi viaje (mi primer viaje solo), pero aún me faltaba enumerar todas las cosas que me sorprendieron del país. Estas son las cosas que más me llamaron la atención de Chile:

wiphala chile

Los baños públicos se pagan

Es algo que a cualquier argentino le llama la atención al viajar a Chile. En Argentina vas al baño en una estación de servicio y al entrar podés escuchar la musiquita de Psicosis de fondo mientras te fijás en el pis en el piso, las manchas sospechosas en el inodoro, y tratás de bloquear tus fosas nasales para no respirar ese cóctel de olores… No gastaste ni un centavo para usar ese baño pero no te hubiese molestado pagar con tal de haberte encontrado en un entorno pulcro.

A la entrada de cada baño público de Chile (en estaciones de servicio, shoppings, mercados, estaciones de metro y hasta en las plazas) hay una persona encargada de cobrar tu ingreso al baño. Se suele pedir, más o menos, el equivalente a USD 0,60 🙂

Los buses de larga distancia son baratos

Mientras en Argentina los pasajes de larga distancia tienen una relación de, aproximadamente, 0,063 dólares (USD) por kilómetro, en Chile esta relación es de, (aproximadamente y en promedio según 20 rutas analizadas para armar esta estadística) USD 0,039. Así, el costo promedio por kilómetro en bus de larga distancia estaría un 40% más barato que en Argentina.

No obstante, hay que aclarar que algunas rutas son más costosas por kilómetro que otras. Por ejemplo, el pasaje en bus semi-cama de Santiago a Puerto Montt ronda los CLP 14.000 por un viaje de 1.030 km (CLP 13,59 por kilómetro) mientras que a Calama ronda los CLP 63.000 por un viaje de 1.530 km (CLP 41,17 por kilómetro). Aún así, resultan menos costosos que en Argentina. Eso sin contar que, en Chile, tienen aerolíneas low-cost y, a veces, resulta más barato volar entre ciudades que tomar un bus.

El transporte público es caro

En contraste con el punto anterior, tanto el metro como los buses urbanos son caros en comparación con sus equivalentes argentinos.

En la zona de Valparaíso, Viña del Mar y Concón, los buses urbanos tienen tarifas máximas que rondan los USD 1,22. Por el otro lado, en la zona metropolitana de Buenos Aires, la tarifa máxima para este tipo de transporte (sin incluir los servicios semirrápidos) es de unos USD 0,44.

El metro de Santiago, en comparación con el subte de Buenos Aires, es unas dos veces más caro.

Otro aspecto del transporte público que me llamó la atención fueron los buses urbanos de la región de Valparaíso. Son diminutos y viejos, y se paga el boleto al conductor al subir… Algo así como los colectivos en algunas ciudades del interior de Argentina.

¡Manejan a los pedos! (pero respetan las normas)

Ni Santiago, ni Viña del Mar, ni Valparaíso son ajenas al caos vehicular, pero ese caos se resuelve rápido ya que los que están al volante respetan las normas de tránsito.

Recuerdo estar en un embotellamiento en una avenida de Santiago y el carril de la izquierda estaba completamente despejado. Dicho carril era exclusivo para doblar a la izquierda y a nadie se le ocurrió poner su auto ahí para evitar el estancamiento que había en la avenida. Después, yendo de Viña del Mar a Santiago hubo demoras en un tramo de la ruta por un vehículo descompuesto un poco más adelante, y el tráfico estuvo estancado unos minutos… ¡A nadie se le ocurrió adelantar la espera conduciendo por la banquina! (Claro que, si lo hubiese hecho, se habría arriesgado a caer de la montaña, pero ese no es mi punto).

Eso sí: ¡manejan demasiado rápido! Y claro que tampoco son ajenos a ciertas imprudencias. Por ejemplo, no voy a olvidar el turbulento viaje en bus volviendo de Concón a Viña del Mar con el bus zigzagueando mientras su chofer hablaba por teléfeno.

Su geografía es más impresionante de lo que esperaba

Imaginaba que un país que se extiende 4.200 km de norte a sur iba a tener mucho que ofrecer, pero no esperaba encontrarme con tantos paisajes impresionantes (y habiendo estado en tan solo 4 de las 15 regiones).

Lo primero que me impresionó fueron las dunas de Concón, al norte de Viña del Mar. Pero el asombro alcanzaría su pico máximo en San Pedro de Atacama. Viajé a Chile con el propósito de conocer esa región, que antes solo había visto en blogs, y conforme iba conociendo pueblos, salares, lagunas, géiseres, ruinas y desiertos me enamoraba más y más.

Ahora mi mente está puesta en las regiones de Aysén y Magallanes para mi próxima visita a Chile 😉

  • Actualización 2020: volví a Chile y pude descubrir la Región de Magallanes: Punta Arenas y Torres del Paine. ¡y reafirmo lo que dije sobre la geografía!.

Y por si todavía no te convencí, acá te dejo 8 paisajes que te convencerán de viajar a Chile, seleccionados por Fran, una bloguera de viajes chilena.

Chile importa electricidad de Argentina

El tour a Piedras Rojas nos llevó desde San Pedro de Atacama hasta muy cerca de la frontera con Argentina. En el camino se ven enormes torres de alta tensión, que llevan electricidad de Argentina a Chile, según nos contó el guía.

Yo, que los anteriores 6 veranos los pasé con hasta 132 horas seguidas sin electricidad debido a la crisis energética (que más bien es el producto de negligencia, corrupción, y demás…), no lo podía creer.

Sin comentarios…

Las empanadas chilenas son raras

El ítem sobre comida no podía faltar, y acá tengo que hablar de algo que no me gustó de Chile: sus empanadas. Las probé en Valparaíso, en Viña del Mar, y en Santiago… y en las tres ciudades las detesté. Dos años más tarde tendría la oportunidad de volver a probarlas en Puerto Natales y reafirmar lo que dije.

No se si habrá sido mala suerte o si me vieron la cara y me vendieron las que les sobraban del día anterior, pero no se parecían en nada a mis amadas empanadas tucumanas, salteñas, catamarqueñas, riojanas, etc… La masa era rara, algo gomosa, y no sé qué le ponían a la carne de adentro pero no sabía mucho a carne. Claro que esto lo compensaban con la cerveza Del Puerto, que probé en Viña del Mar y tuve que volver a comprar en Calama.

Sus shoppings parecen de Estados Unidos

Odio hacer compras, pero ya que estaba en Santiago aproveché el furor por las compras en Chile… No por nada los argentinos saturaban los pasos fronterizos cada fin de semana largo. Más allá de los precios, lo que impresiona es la infraestructura de los shoppings.

En Santiago, Costanera Center y Parque Arauco se llevan todos los aplausos. Desde máquinas para dejar cargando tu celular hasta restaurantes donde el menú es una tablet y gigantes pantallas táctiles en los pasillos para que los visitantes busquen dónde están las tiendas y qué descuentos se ofrecen… No se si sea porque en Argentina debo visitar un shopping cada dos o más años, pero realmente me impactó la cultura de consumo que hay en Chile (no se si en buen o en mal sentido, pero me recordó mucho a los outlets de Estados Unidos).

compras en chile santiago parque arauco

«Wea», «cachai», «ya» y otras palabras

Cada país tiene las suyas, y es asombroso cómo un mismo idioma se diversifica tanto dependiendo de la geografía. Dado que esta era mi primera vez saliendo de Argentina a otro país de habla hispana, me sorprendí con la cantidad de palabras diferentes que usamos, y también con esas palabras iguales que cobran significados diferentes.

Por ejemplo, en Argentina decimos que algo es «piola» cuando está bueno. En Chile, algo «piola» es algo tranquilo, y también lo usan en ese sentido para describir la personalidad de una persona. En ese sentido, alguien «piola» sería alguien calmo y callado.

La «wea» es la «cosa», el «weón» es el «boludo», «cachai» es «¿entendés?», «ir de carrete» es «salir de joda» y «ya» es una palabra que les sale como acto reflejo para indicar que entendieron algo, como el «vale» de España.

Por último, la infaltable palta

Cada año Chile produce cientos de miles de toneladas de palta. Casi la mitad de la producción termina siendo consumida por los chilenos. Les gusta, la aman, casi que la veneran y le rezan todas las noches. La palta en Chile va a terminar siendo tu amiga incluso si no te gusta esa fruta. Doy fe de ello. En casa nunca la consumía, pero en Chile le encontré el gusto.

La palta aparece en el desayuno, en el almuerzo, en «la once» y en la cena. Incluso McDonald’s y otras cadenas de comida rápida internacionales la incorporan como «menú italiano»: tomate, mayonesa y palta. No importa dónde ni cómo: de Arica a Punta Arenas, la palta te encontrará.

Fuente: Flickr

Viajar, aunque sea a otras provincias, nos enriquece en muchas formas. Viajando se derriban estereotipos, se aprenden cosas nuevas, y crecemos como seres humanos. A mí mis viajes a Chile me enseñaron que casi nada de lo que me habían contado era tan así, y que las cosas hay que verlas y experimentarlas por cuenta propia 😉 No importa a dónde, ni cuándo, ni cómo… simplemente, viajá.

6 Responses

  1. Hace poco estuve en Chile por un mes, me sentí muy identificada con todas las cosas que te genero ese hermoso país! Coincido en todo excepto en la parte de las empanadas… Las primeras veces me paso lo mismo… pero una vez que encontras el lugar indicado: pff magia en tu paladar!

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